Estatutos de la Cofradía de la Virgen del Rosario de Botorrita

Resumen de los estatutos de 1897

Habiendo la Cofradía del Rosario de Botorrita sufrido desde su fundación hasta la fecha modificaciones generales en su régimen y organización, reunidos hoy los cofrades en Capitulo General en la secretaria del Ayuntamiento, con arreglo a una de las constituciones establecidas en el año 1769 y aprobadas formalmente por el Prior de Predicadores de Zaragoza con fecha 19 de octubre del mismo año que dice así:

“Determinó dicha Cofradía que el Señor Prior, Mayordomos y Cofrades, o la mayor parte, hallándose en Capitulo, puedan en cualquier tiempo, añadir o quitar capítulos y condiciones, pero que, en dichos Capítulos, nunca se ha de hallar cofradesa alguna”.

Se ha dispuesto una serie de constituciones que introduciendo una reforma general se acomoden a lo que hoy se pretende con dicha Cofradía; y las cuales desde luego han de ser para lo sucesivo la regla que absolutamente determine la marcha de la misma.

Constituciones que reforman el régimen de la Cofradía del Rosario de Botorrita, establecidas en capitulo general el día 16 de septiembre del año 1897.

Libro de los estatutos 1631
Libro de los estatutos 1631
Contrato de la cofradía de 1631
Contrato de la cofradía de 1631
Tapa del libro de los estatutos de 1897
Tapa del libro de los estatutos de 1897
1ª página del  libro de los estatutos de 1897
1ª página del libro de los estatutos de 1897

CAPITULO 1º

De los cofrades en general, de sus obligaciones y de sus derechos

Pueden ser cofrades todos lo que hayan cumplido 12 años sean del pueblo o forasteros.

Los cofrades podrán entrar con obligación de ser mayordomo o sin ella, se sobreentiende que entran sin esta obligación los hijos de familia, las viudas y los forasteros, a no ser que al entrar los cofrades manifiesten claramente que quieren ser mayordomos en cuyo caso será admitida su pretensión si se cree que ha de cumplir bien este cargo.

Las cabezas de familia, se sobrentiende, que entran con la obligación de ser mayordomos a no ser que al entrar manifiesten su voluntad en contrario.

A las aspiraciones o solicitudes a cofrade se manifiestan el domingo anterior al del Rosario en que se celebra la junta general de cofrades, y no antes ni después, siendo admitida su pretensión si la mayoría lo encuentra conforme.

Sería bueno que los aspirantes hayan observado una conducta cristiana, y que cumplan los preceptos de la Iglesia, así como los también los fieles que de hecho pertenecen a dicha cofradía por tratarse de una hermandad enteramente cristiana. Todo cofrade de una y otra clase pagará por entrada 0,78 céntimos de peseta y por espirituales pagaran cada año 0,40. (1 peseta y 1,25). NO RIGE.

De las obligaciones de los cofrades

Todos los cofrades varones de pueblo tendrán obligación de asistir al capítulo general que se celebrará cada año el domingo anterior al del Rosario, y si no asisten pagarán de multa 25 céntimos de peseta; el Capítulo se reunirá después de misa mayor en la secretaría del Ayuntamiento.

Igualmente se obliga a asistir a la misa de difuntos que cada año se celebrará al día siguiente del Rosario (pagando por falta de asistencia 1 peseta). NO RIGE.

Siempre que un enfermo cofrade esté grave y cuando haya recibido la Santa Unción, dos cofrades por turno velarán al enfermo una noche y le ayudarán a morir santamente. Siguiendo el turno hasta que muera o se alivie en su enfermedad; esta obligación la tendrán los cofrades, siempre y cuando los interesados del enfermo avisen para el efecto al Mayordomo 1º, el cual, a su vez, en vista del aviso lo ordenará a los que por turnos les corresponda.

Si el enfermo muere, todos los cofrades quedan obligados a darle el último adiós, asistiendo al acto del entierro, y si a continuación fuese la misa de cuerpo presente, sería muy laudable que asistiesen también.

(Sin embargo, únicamente pagarán de multa por la falta de asistencia al acto de entierro una peseta. NO RIGE.)

No serán escusados de esta multa los que, al toque de campanas en señal de la muerte de nuestro querido hermano, se encuentren en el pueblo y termino municipal del mismo.

Si muriese fuera un cofrade que tiene su residencia habitual en el pueblo, y se le hiciese en el mismo acto el entierro, asistirán todos los cofrades con la pena de 1 peseta por faltar. Para que los cofrades queden obligados a la asistencia de estos actos tendrán que recibir aviso de la celebración del entierro por el Mayordomo que este encargado de alumbrar el altar del Rosario.

Los cofrades forasteros que no tienen en el pueblo ni en su término municipal residencia habitual son libres de todas estas obligaciones y cumplen abonando lo que hay marcado para entradas y espirituales.

De los derechos de los cofrades

Todo cofrade del pueblo tiene derecho a que si en su enfermedad, si llega a ponerse grave le velen por la noche dos hermanos, y a lo mismo si muere mientras está imputo, para que use de este derecho debe intervenir petición de la familia al Mayordomo 1º, de que este avise a toque el turno, mas no tendrán este derecho aquellos cofrades del pueblo que fijen su residencia accidental en otra parte, cayesen enfermos y se agravasen de tal modo que llegasen a morir.

Todos los cofrades del pueblo de uno y otro sexo que falleciesen en él, tendrán derecho a que sean acompañados por los demás hermanos varones en el acto de su entierro, quedando también privados de este derecho los que mueran fuera del término municipal, pero subsistirá este derecho cuando en el mimo pueblo se celebrase el entierro.

Todo cofrade del pueblo tendrá derecho a que se gaste la cera de la Cofradía en su misa de cuerpo presente y el mismo derecho tendrán los cofrades forasteros caso de celebrarse esta misa en el pueblo. Más nunca por ningún motivo se sacarán fuera del pueblo.

Los acompañantes del hermano difunto en el acto de entierro, llevaran velas encendidas de la Hermandad. 5 kilos de cera.

Todo cofrade de uno u otro sexo que lo sea con obligación de ser mayordomo no tendrá opción al canto, sin embargo, a las viudas por atención y gracia se les dará medio canto.

Los cantos serán distribuidos el día siguiente del Rosario, después de la misa de difuntos, en la puerta de la Iglesia, y al entregar los espirituales.

Quedan privados de este derecho los que no entreguen el pago de los espirituales en el término de ocho días, a contar desde este día. Igualmente quedan privados de todos sus derechos los cofrades que no los hayan satisfecho mientras no los satisfagan, y si en dos años continuos dejasen de satisfacer, quedarán excluidos de la Cofradía, y solo podrán figurar como cofrades espirituales.

Tienen derecho a tomar velas de la Cofradía para los parvulillos difuntos.

Últimamente, las sepulturas de los hermanos serán costeadas por los fondos de la Cofradía.

Se acordó pagar las sepulturas de 1,5 de profundidad a 20 pesetas unas.

CAPITULO 2º

De los mayordomos en general, de sus obligaciones y de sus derechos

Pueden ser mayordomos todos los cofrades de uno y otro sexo del pueblo y forasteros.

El mismo número de mayordomos ascenderán todos los años a 12, y el nombramiento de cada uno será por suerte entre todos los hermanos obligados a este cargo que no lo hayan sido, y recibirán el nombre de mayordomo 1º, 2º, 3º, 4º, etc., según el orden de su suerte. Una vez desempeñado este cargo por todos los hermanos obligados, se procederá de nuevo a suerte entre todos hasta terminar y así siempre.

La elección de mayordomos se verificará todos los años el día del capítulo general en la secretaria del Ayuntamiento, sorteando entre los que no hayan sido en el presente turno de sorteos.

La suerte quedará determinada por la papeleta que se saque de la urna, para lo cual se meterán en ella tantas papeletas como sean los cofrades que no hayan desempeñado el cargo. Más si antes de terminar el turno de sorteos quedasen cofrades en número menos de doce estos ya lo serán, y entonces se verificarán dos sorteos, uno entre todos para completar el número de mayordomos, y otro los doce mayordomos para saber el orden que les corresponde.

De las obligaciones de los mayordomos

La primera obligación de los mayordomos será:

  • alumbrar el altar del Rosario,
  • atender a su limpieza y aseo, un mes cada uno, principiando desde luego el 1º y siguiendo sin interrupción todos hasta el último;
  • costear los gastos de las fiestas del día del Rosario que consistirá ordinariamente en:
    • salve solemne con música la víspera,
    • misa solemne que cantarán y ejecutarán los músicos,
    • sermón del Rosario,
    • procesión la mañana del Rosario,
    • Rosario general cantado con la música por la tarde.

La función profana depende de la mayoría.

Para la combinación de lo que hay que hacer para la fiesta, se reunirán todos los cofrades el primer domingo del mes de septiembre convocados y presididos por el Prior y el primer mayordomo, y entonces una vez dispuesta la solemnidad con que se ha de celebrar la fiesta se procederá a la formación del presupuesto de gastos, teniendo presente que para la función religiosa satisfarán lo siguiente.

Por el sermón del Rosario 20,00
Por el viaje del Predicador    1,19
Por la comida de él    8,00
Por la procesión de la mañana   2,90

También:

  • cortarán el pan bendito debiendo proporcionar cantos tres onzas en número suficiente a los cofrades que lo sean con obligación de ser mayordomos,
  • y hacer un roscón que pese dos libras después del cocido, el cual se rifará quedando para los fondos de la Cofradía lo que se saque de la rifa.

En todos los actos religiosos que se saquen los faroles de la cofradía, los mayordomos son los llamados a llevarlos bajo la dirección del mayordomo 1º y si alguno no pudiese, debe nombrarse uno que lo supla.

El mayordomo 1º es el encargado de la cera de la cofradía, y debe sacarla en los viáticos públicos (=sacramento que se otorga a un enfermo que está a punto de fallecer), y no en los reservados en los entierros y en las misas de cuerpo presente.

El mayordomo 1º es el encargado de las cuentas de los fondos de la Cofradía juntamente con el Prior, y las pasarán todos los años en domingo anterior del Rosario, después del Capítulo, en presencia del mayordomo 1º entrante y de los hermanos que quieran, para que puedan hacerse cargo de los ingresos y gastos, y de las acontecido en pro y en contra.

Los mayordomos 1º entrante y saliente en unión con el Prior son los encargados del cobro de las entradas, espirituales y penas, depositando todos los fondos en poder del Señor Prior, quien, para evitar molestias, hará cuentas de todo, siendo de su cargo la “apuntería” de las penas.

El mayordomo 1º es el encargado de avisar a los que toque el turno, cuando la familia de un hermano enfermo lo pida y también para velar al difunto.

El mayordomo que alumbre el altar del Rosario es el encargado de enviar para los actos de entierro, mediante la orden del Mayordomo 1º para lo cual deberá pedirlo la familia.

Si durante el año faltase el Mayordomo 1º pasaría a suplirle el 2º en todas sus obligaciones. A excepción de los gastos de las fiestas, para lo cual pagaría la viuda o sus herederos 12,00 y con esto queda libre de todo compromiso y lo mismo se observará si durante el año falleciese alguno de los mayordomos, más no quedarán libres de alumbrar el altar y de su limpieza y aseo, cuya obligación deben cumplirla la familia del difunto. Si falleciese también el mayordomo 2º le sucederá el 3º y así sucesivamente hasta el último.

De los privilegios de los mayordomos.

Todos los mayordomos con el Prior tendrán derecho a dos cantos, uno como cofrades y otro como premio o recompensa por el cargo que desempeñan.

En los entierros de estos, tendrán todos los cofrades varones del pueblo obligación de acompañarlos hasta el mismo cementerio, para lo cual el señor Prior los acompañará también.

En las dudas que se ofrezcan sobre penas, derechos y obligaciones de los cofrades el parecer de la mayoría de los mayordomos con el señor Prior en conformidad a las presentes constituciones será preferido y prevalecerá a todos.

Los mayordomos con el parecer de la mayoría son los llamados a autorizar los gastos extraordinarios de la Cofradía.

CAPITULO 3º

De las funciones religiosas de la Cofradía.

La cofradía celebrará todos los años la fiesta a su patrona la Virgen del Rosario el primer domingo de octubre con la solemnidad de costumbre, esto es:

  • con salve solemne cantada con la música que cantarán y ejecutarán los músicos;
  • sermón;
  • procesión por la calle si el tiempo lo permite, y si el tiempo lo impidiese se cantará dentro de la Iglesia.

A estos actos religiosos de la Hermandad deben asistir todos los hermanos con su compostura.

El día siguiente se celebrará aniversario general por todos los hermanos difuntos, debiendo asistir a él todos los hermanos bajo la multa de una peseta, que terminará con sermón de ánimas.

Estos cultos serán costeados con los fondos de la Cofradía y abonará lo siguiente:

Por el aniversario 9,91
Por el sermón 10,00
Por el viaje del Predicador  1,18
Por la comida id  9,00
Por los cantores  2,90

CAPITULO 4º

El Capítulo General se celebrará todos los años el domingo antes del Rosario, y en él se tratará de la elección de mayordomos para el año siguiente, de la solución que debe darse a las dudas que se susciten sobre penas, derechos y obligaciones de la Cofradía con arreglo a las presentes constituciones, de las solicitudes que se presenten para ser cofrades, y los hermanos que han fallecido durante el año, terminándose el acto con un responso en beneficio de sus almas. A continuación, será el pase de cuentas.

Adición al capítulo 1º de los cofrades, en general

Los cofrades solteros que tomen estado, al tomarlo contraen obligación de ser mayordomos como cabezas de casa, y serán incluidos ya en el presente turno de sorteos, así como también los cofrades entrantes.

Adición al capítulo 4º

Los que quieran darse de baja en la Cofradía, deben hacerlo el día del Capítulo General.

Acuerdo tomado en el Capítulo general del año 99 a 900, el cual debe añadirse a las constituciones presentes del capítulo 2º.

Los mayordomos que quieran darse de baja en este cargo deben hacerlo el día del Capítulo General, en presencia del mayor número de cofrades; y su baja no tendrá efecto si dadas las circunstancias del cofrade se ve que puede sufragar todos los gastos de la mayordomía. Además, tampoco tendrá efecto su baja hasta que haya terminado el turno de sorteos de mayordomos.

Acuerdo tomado en el capítulo general de 1900 a 1902, el cual debe iniciarse el capítulo 1º de estas constituciones.

En lo sucesivo se designará un enterrador fijo, que será nombrado de entre los que lo soliciten el día del capítulo general.

Asimismo, se acuerda darle al sepulturero en adelante la cantidad de 1 peseta y 90 céntimos por cada sepultura.

Los mayordomos se sacarán por suerte dejando los dos últimos turnos dos años vacantes.

Acuerdos tomados en el capítulo del 1942

1º. Los gastos de cantos y pan bendito serán por cuenta de los mayordomos.

2º. Los gastos de la fiesta religiosa serán por cuenta de la Cofradía.

3º. Se abonará 40 pesetas cuando fallezca un cofrade para gastos de sepultura.

4º. Se sube la cuota de los espirituales a 2 pesetas.

Cofradía de la Virgen del Rosario de Botorrita

Un grupo de vecinos de Botorrita en 1631, se presentaron al Prior del convento de Santo Domingo de Zaragoza en la calle Predicadores, con la impulsora a la cabeza, Catalina Pérez de Almazán y Abarca de Bolea, señora de Botorrita, para fundar la Cofradía de la Virgen del Rosario de Botorrita. ¡Ahí es nada! 391 años de historia.

Es fundamental conocer el contexto de aquellos momentos en el Reino de Aragón. El rey Felipe III ordenó la expulsión de los moriscos en 1610, y se estima que vivían en el reino unos 70.000 moriscos, representando una sexta parte de la población total y en muchas zonas, como en Botorrita, donde eran vasallos de señorío, eran mayoría. Años antes, según el censo de 1495 de Botorrita, solo el señor y el mesonero eran cristianos.

El fogaje de 1495 (o censo) del Reino de Aragón.
El fogaje de 1495 (o censo) del Reino de Aragón.

A partir de su expulsión muchos municipios quedaron prácticamente sin población, como es el caso de Botorrita. La mayoría abandonaron la Corona de Aragón y otros se escondieron, cambiaron de localidad y a veces de nombre y apellidos; otros fueron protegidos por los señores locales, que los necesitaban para el trabajo de la tierra y la artesanía.

En 1631 ya había de nuevo pobladores en el pueblo, y fue entonces cuando se fundó la Cofradía. Cofrades de Botorrita y también de pueblos vecinos: de Mozota, Muel, María de Huerva y Cadrete. 60 años después, en 1691, se finalizó la iglesia actual. Se tuvo que ampliar el oratorio que existía en el palacio porque había aumentado, como en el resto de la Corona, el número de católicos por las conversiones «forzosas» llevadas a cabo en todo el territorio años antes. También había cambiado de familia el señorío, estaba ahora en manos de los marqueses de Ariño.

La Cofradía del Rosario de Botorrita nació en 1631 con estatutos propios, que se modificaron en varias ocasiones a lo largo de su historia: en 1772 y en 1897. Como el resto de cofradías en aquellos años, se amparaban bajo la institución de la Iglesia, y se adaptaban a sus normas. Intentando mitigar las desgracias de los cofrades o de su familia, la pobreza, la enfermedad o la muerte, su situación de penuria se volcó en la devoción a los santos y a las vírgenes.

En las asambleas generales que se celebraban todos los años el primer domingo de octubre, durante la festividad de su patrona, se daba cuenta de las actividades que justificaban la fundación de esta Cofradía, como la actuación de los cofrades frente a la enfermedad y la muerte de sus hermanos, donde era fundamental acompañar durante esos procesos.

Durante la enfermedad dos cofrades se iban turnando todas las noches, para acompañar al enfermo. Existía la obligatoriedad de ese acompañamiento y si no se cumplía se debía pagar una pena para la caja común de la Cofradía. Al fallecer un cofrade, su familia avisaba al mayordomo mayor y todos los cofrades debían acudir a la casa del hermano fallecido donde velaban el cuerpo toda la noche y lo trasladaban hasta el cementerio para ser enterrado.

Además de costear la tumba, los cofrades acudían a acompañar al difunto, al sepelio. Y en los estatutos se establecían los cirios que debían usarse en la ceremonia.

La Cofradía era un nexo de unión, de protección en el ámbito no familiar donde no se quería morir sólo, se quería ser ayudado, recordado.

La Junta General de cofrades se realizaba el domingo anterior al día del Rosario. Reunidos después de la misa mayor en la secretaria del ayuntamiento, con multa de 25 céntimos si no se acudía.

Se determinó por Junta General el día 15 de octubre de 1775 de prior y demás cofrades, que por el bullicio que había todos los años el día de la festividad de Nuestra Señora del Rosario, que aquel día se necesitaba solo pasar las funciones de Iglesia que se pasasen las cuentas de espirituales y suertes el domingo antecedente inmediato a la fiesta, para que con más tiempo parasen los mayorales cobrase lo que haya, y darse cuentas.”

Había 12 mayordomos mayores, elegidos por sorteo cada año, que rotaban cada mes para encargarse de la limpieza y de la lámpara del altar. El hermano mayor o el mayordomo 1º lo era todo el año. En el altar de la patrona lucía una lámpara tanto de noche como de día. Además, la importancia de la luz y de la cera era vital ya que era necesario poseer cirios para las procesiones y otros actos.

El mayordomo 1º era el encargado de las cuentas de los fondos de la Cofradía juntamente con el Prior, y las pasaban todos los años en domingo anterior del Rosario, después del Capítulo. Los mayordomos 1º entrante y saliente en unión con el Prior se encargaban del cobro de las entradas (de los nuevos hermanos), espirituales (las cuotas) y penas (multas), depositando todos los fondos en poder del Prior.

Durante la mañana del día de la patrona, primer domingo de octubre, se celebraba la misa con procesión por las calles del pueblo. Y por la tarde el rezo del Rosario. Al día siguiente una misa de difuntos.

Ir a las misas, a la procesión de la patrona y rezar el rosario, eran asuntos obligados para los cofrades y la ausencia estaba penada, siempre que no fuera por causa justificada. Era un hecho habitual su incumplimiento y esto conllevaba una regulación exhaustiva, con penas muy detalladas. Con el paso del tiempo dejaron de regir.

La Cofradía se hizo cargo del pago de la campana de la iglesia, el último pago que realizó (se pagó en varias cuotas) fue de 100 pesetas por la campana Regina Santísimi rosari ora pro novis, al campanero Ramón Colina, el 20 de diciembre de 1894.

Para las actividades de la fiesta de la Virgen del Rosario, se reunían todos los cofrades el primer domingo del mes de septiembre convocados y presididos por el Prior y el primer mayordomo, para votar el presupuesto de gastos. Había que pagar el viaje del predicador, su comida, el sermón del día de la fiesta y la procesión de la mañana. La misa tenía que ser cantada ese día.

Las actividades fundamentales de aquel día era cortar el pan bendito debiendo proporcionar cantos de tres onzas (una onza= 29,236 gr) en número suficiente a los cofrades que lo sean con obligación de ser mayordomos, y hacer un roscón que pesara dos libras (una libra eran 350 gr) después de cocido, para rifarlo, quedando para los fondos de la Cofradía lo que se sacase de la rifa.

En todos los actos religiosos que se sacaban los faroles de la Cofradía, los mayordomos eran los llamados a llevarlos bajo la dirección del mayordomo 1º.

El mayordomo 1º era el encargado de la cera de la Cofradía, y debía sacarla en los viáticos públicos (=sacramento que se otorga a un enfermo que está a punto de fallecer),

Durante la procesión de la virgen del Rosario y durante algunos años (no sabemos desde cuándo, se cree que hasta la Guerra Civil española) , se realizaba el “dance”, era una representación teatral en la entrada de la iglesia, un diálogo entre el mayoral y el rabadán, entre turcos y cristianos. Los turcos derrotados, se convertían a la fe cristiana, y se entonaban vivas a la virgen.

También había danzantes, en grupos de cuatro, bailando una serie de «paloteaus» dándole forma de enfrentamiento entre el bien y el mal, recorrían las calles del pueblo en procesión junto a la virgen, hasta regresar de nuevo a la iglesia patronal.

Estos personajes se transmitían de padres a hijos y era un privilegio ser danzante.

Dance de Botorrita
Dance de Botorrita

Los actos profanos (lúdicos) de las fiestas del Rosario dependía de la mayoría de los hermanos. Durante el siglo XX eran los mayordomos mayores los encargados de recoger y hospedar a los músicos que venían de Encinacorba y de otros lugares para amenizar las fiestas y hacer verbenas en la plaza de la Hermandad. Venían el día anterior a la Virgen del Rosario, todo el pueblo iba a recibir a los músicos a la estación del tren, subían en un remolque y estaban esa noche en vela festejando a la patrona.

Los últimos años también había vaquillas en la plaza de la Herrería o de la Hermandad.

El último día de las fiestas del Rosario en Botorrita, en la plaza del pueblo, la gente hacia un corro y en el centro una pareja bailaba al ritmo de «una jota». Era la “gallegada”. Era la última pieza, con la que concluían las fiestas.

Se desconoce cuándo comenzó está tradición, ni cuando se olvidó, pero aún lo recuerdan los más ancianos del pueblo.

Mantengamos las tradiciones vivas, ¡viva la Cofradía de la Virgen del Rosario! ¡Viva la virgen del Rosario!

Fuente: Antonio Cifuentes, Estatutos de la Cofradía del Rosario de Botorrita, www.botorrita.com, Inmaculada Cifuentes y tradición oral.

Fotografías: Elena Ortilles, Paquita Pérez.

Texto y documentación:
Inmaculada Cifuentes Vaquerizo, Lda. en Geografía.

Fiestas patronales

Las fiestas patronales siempre habían sido el primer fin de semana de octubre, para la Virgen del Rosario, patrona del pueblo.

Pero a partir de 1975 se cambiaron las fiestas mayores al mes de agosto, celebrando así el patrón del pueblo, San Agustín, el día 28; había más gente y se podía disfrutar mucho más en la calle debido al buen tiempo. Las fiestas del Rosario pasaron a ser las fiestas menores.

Tras el chupinazo, a las 12 del mediodía, de un día a finales de agosto que marcaba el inicio de las fiestas, comenzaban los diferentes actos tradicionales. Durante muchos años se iniciaban con la proclamación de las reinas de las fiestas. Aún recuerdo a Antonio Muñoz Alcantarilla micrófono en mano, en el escenario del cine y del frontón, recitar los versos que había escrito dedicados a las reinas, a los botorritanos, a la vida. En los años 70 y 80 solía haber una actuación del grupo de jotas del pueblo, y la posterior inauguración de la sesión de baile con un vals entre las reinas y los miembros de la comisión de cultura en el frontón.

Además de las sesiones de baile de tarde y de noche de las diferentes orquestas, (un año se cerró el frontón con uralitas para que el baile fuera privado, ese año se hizo en muchos pueblos de alrededor) había campeonatos de tiro de barra, de tiro de bola, de habilidad con el tractor, de futbol, el de guiñote en el Casino, el de disfraces, ¡espectaculares todos los años! La misa dedicada a San Agustín. Y la del día 29 a San Roque, con las reinas vestidas con el traje típico aragonés. La chocolatada de las reinas la noche del patrón. Las peñas, ¿qué serían de las fiestas sin las peñas? Lugar de encuentro de las cuadrillas, y donde iban los forasteros a probar el melocotón con vino, o lo que ofrecieran hasta la madrugada.

El sábado con las vaquillas por las calles de Botorrita y por la noche el toro de ronda. Las sardinas asadas en el almacén para los que ayudaban a pelar patatas para el rancho, para todo aquel que se acercaba. La comida de la vaca con la posterior charanga. Qué nervios con el toro de fuego, ese toro de cartón negro que escupía fuegos artificiales y «borrachos», y todos a correr y a esconderse. La sangría en el frontón. Fuegos artificiales. Y la traca final que daba por concluidas las fiestas de ese año. Teníamos todo bien detallado en el programa de fiestas para no perdernos ningún acto… con fotos de las reinas y poesías dedicadas incluidas.

Pero aún quedaba la última reunión con los amigos, las migas al día siguiente. Migas que se hacían en las peñas con el pan que había sobrado durante esos días, con huevo frito, longaniza, tocino, chorizo, y hasta con tomate…

Las fiestas del Rosario se celebran durante el primer fin de semana de octubre. Muchos años coincidiendo con los primeros actos de las fiestas del Pilar de Zaragoza. Sobre todo, eran fiestas religiosas, con gran tradición en el pueblo.

Aún existe la Cofradía de la Virgen del Rosario de Botorrita, con una dilatada vida, fue fundada en 1631, se ha encargado y ha costeado desde sus inicios, según consta en sus estatutos, los gastos de culto de estas fiestas.

En 1986 la virgen fue coronada con una nueva corona, comprada por los fieles de la parroquia.

El domingo se celebraba una misa solemne en honor a la Virgen, con los años se fue haciendo una ofrenda de flores con muchas familias vestidas con el traje regional.

Esa tarde se rezaba el rosario y se procesionaba con la Virgen en andas por las calles del municipio. «Las Manolas», vestidas de riguroso negro y con mantilla del mismo color, vestidas con sobriedad y discreción, eran las encargadas de llevar en sus hombros a la patrona. «Las Manolas» son las camareras de la Virgen y las que se encargan de prepararla para la procesión. Era todo un privilegio poder llevar a la Virgen.

También había verbenas en la calle, a veces en «el almacén» debido a la lluvia y al frío. En la última verbena siendo la fiesta mayor en octubre, los músicos tuvieron que tocar arropados con mantas. Con el tiempo fueron “las fiestas de los quintos» y eran ellos a finales del siglo XX los que se encargaban de conseguir el dinero necesario para contratar el baile, hasta que se dejó de hacer la mili, y desapareció la figura de los quintos, los jóvenes que iban a ser sorteados para ir al Servicio Militar Obligatorio.

Fuente:
Antonio Cifuentes, Inmaculada Cifuentes y tradición oral.

Fotografías:
Paquita Pérez y Sara Boldova.

Documentación y textos:
Inmaculada Cifuentes, Lda. en Geografía.


El “Dance” en Botorrita

Era una representación teatral que se realizaba durante la celebración de las fiestas mayores en honor a la Virgen del Rosario, el primer fin de semana de octubre. Dejó de realizarse durante la Guerra Civil.

Estaba dividida en varias partes:

  • Pastorada, en la que intervenían:
    • mayoral (pastor principal de una ganadería),
    • rabadán (pastor de un rebaño).
  • Diálogo entre turcos y cristianos.
    • Una pugna entre el bien y el mal: ángel y diablo.

Se representaba un diálogo entre pastores en la entrada de la iglesia.

Imagen antigua de la iglesia de Botorrita

Interrumpido con la llegada de los turcos que intentaban estorbar la fiesta y molestar a la virgen y a los cristianos, convirtiéndose los pastores en soldados rechazando a los turcos.

Tras dialogar sobre ventajas e inconvenientes del islamismo y del cristianismo, aparece un ángel para defender a los cristianos y un diablo para defender a los turcos.
Los turcos derrotados, se convertían a la fe cristiana, y se entonaban vivas a la virgen y terminaba así la representación.

También había danzantes que además de bailar formaban parte del grupo de turcos y cristianos. Uno de los danzantes adoptaba el papel del rabadán (pastor de ovejas, era por lo general el que hacia el papel de gracioso y llevaba el peso de la actuación).

Los danzantes vestidos de blanco

Se recorrían las calles del pueblo en procesión hasta regresar de nuevo a la iglesia patronal. Los danzantes iban próximos a la virgen durante todo el recorrido.

Los bailes se intercalaban con diálogos. Los danzantes vestían pantalón blanco con cascabeles a lo largo de una tira y unas alpargatas con cascabeles y cintas de colores.

El grupo de danzantes, grupos de cuatro, realizaba una serie de “paloteaos” dónde se enfrentaba el bien y el mal, dándole forma de enfrentamiento entre turcos y cristianos.

Se transmitían de padres a hijos y era un privilegio ser danzante.

El diablo vestido de negro

El diablo vestido de negro, con la cara pintada y con rabo largo, con el que pegaba y molestaba a las mujeres que estaban rezando dentro de la iglesia en los reclinatorios. Entraba de espalda al altar mayor.

Perseguía a los niños y bromeaba con las mujeres con lo que producía confusión y desorden entre la gente del pueblo que estaba presente en la procesión.

Se alababa a la virgen del Rosario, patrona de Botorrita y se cantaban coplas alusivas a la gente del pueblo, en un ambiente divertido e irónico.

Virgen del Rosario
Talla en madera de la Virgen del Rosario en la iglesia de Botorrita.

 

Durante el recorrido se iban recitando versos rimados haciendo critica personal y alusiones a acontecimientos del año.

Algún ejemplo que ha llegado a nuestros días:

“Este se llama Julián
que siempre va muy deprisa,
y cuando sale a la calle
se encuentra con la Narcisa”

“Este sí que es guapo
y es muy descuidao,
algún día perderá
alguna rueda del carro”.

Los danzantes en la procesión de la Virgen del Rosario

En Lécera hace unos años, aun recordaban algunos mayores de la localidad, que en 1898 unos jóvenes de Botorrita fueron a bailar el dance en honor de la Virgen del Rosario, el que procedía de Belchite y que se estuvo bailando hasta 1911. Lo bailaron dos filas de chicos, con gaiteros detrás, haciendo muchas florituras.

Bibliografía:

  • PEREZ GARCIA -OLIVER, Lucia. “Los dances de la comarca del Campo de Belchite”.
  • Tradición oral. DPZ. 1986. www.sipca.es
  • Tradición oral en Botorrita.

Fotografías:
J.A. Cifuentes.

Documentación y dibujos:
Inmaculada Cifuentes, Lda. en Geografía.